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22 February, 2012

Febrero 22 Agrada a tu prójimo.

Ro 15:2 “Cada uno debe agradar~~ al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo.”

     Un área de gran conflicto entre las personas de cualquier cultura está en el ámbito de los derechos personales. ¿Debo imponer restricciones a mis libertades solo porque alguien más se siente ofendido o tentado? ¿Si a alguien no le gustan mis acciones, por qué debo yo cambiar? ¿Por qué no cambia él/ella? ¿Cuáles deben ser nuestros pensamientos y acciones con respecto a este mandamiento?
     El contexto está tratando acerca del hermano más débil y del hermano más fuerte. ¿Quién es el que debe ceder a la convicción del otro cuando existe desacuerdo sobre lo que es correcto o incorrecto? ¿Deben los cristianos comer carne ofrecida a los ídolos? Aunque este no es un problema contemporáneo, puede serlo en algunas partes del mundo; sin embargo, los principios que guían esta decisión pueden aplicarse a muchas otras convicciones.
     El primer versículo dice, “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”. ¿Quiénes son los “fuertes” y quiénes los “débiles”? Los débiles se caracterizan por sus “escrúpulos” (adunatos, “carecen de capacidad de funcionar adecuadamente, débiles, impotentes”). Estos son los nuevos convertidos que recientemente se han arrepentido de los pecados que les aquejan, en los cuales su carne tiene todavía un fuerte control sobre ellos. Son más propensos a caer si se exponen de cerca a estos pecados o a algo que se asocie con estas tentaciones.
     Algunos pueden tener problemas con el alcohol y con el embriagarse. No deben estar cerca de la bebida de ninguna manera hasta que estén suficientemente fuertes para estar cerca de aquellos que toman y no ser tentados en absoluto a beber. Puede que algunos se hayan convertido saliendo de los juegos de azar, la prostitución, la pornografía, la juerga, la fornicación, la mentira, el cigarrillo, y la lista continúa. Por un período de tiempo, estos nuevos convertidos son débiles, en ese tiempo ellos pueden ser fácilmente tentados a recaer en el hueco del cual fueron salvados. Esos creyentes débiles deberían ser mantenidos al margen de tales vicios. Se les debe ayudar a escoger sabiamente a sus amigos.
     Con el tiempo llegarán a ser suficientemente fuertes como para juntarse con gente que tenga toda clase de vicios sin ser tentados, si es que quieren ser eficientes en evangelizar a los perdidos, especialmente a los adictos. La marca de un creyente fuerte es que puede estar cerca de tales vicios y, en vez de ser influenciado a pecar, él puede influenciarles a ellos a mirar a Cristo y encontrar la liberación de las garras del pecado.
     Mientras tanto, en especial los creyentes fuertes, deben “agradar a su prójimo para su bien con el fin de edificarlo”. Si trabajan con convertidos del Islam o del Judaísmo, los fuertes deben ceder a la conciencia del débil y decidir no comer chancho en absoluto. Si el creyente fuerte trabaja con creyentes jóvenes susceptibles al alcohol, entonces el fuerte debe decidir nunca más beber alcohol. Pablo escribió: “No destruyas la obra de Dios por causa de la comida [que eres libre de comer bíblicamente]. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno [o mejor] es no comer carne [i.e., chancho], ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” [frente a la tentación] (Ro.14:20-21). ¿Estás dispuesto a renunciar a tu derecho de la comida y a tus hábitos para ayudar así a madurar a un hermano débil?

Salmos 111:3, “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.”
Traducido por Isabel Sylva Avila

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