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07 March, 2012

Marzo 7. Sean benignos, misericordiosos y perdónense unos a otros.

Efesios 4:32 Antes sed benignos~~ unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

     El amor bíblico no es una respuesta emocional o sensual hacia otra persona, sino un compromiso desinteresado de ayudar, beneficiar y edificarla sin considerar el posible beneficio personal que se derive de esa ayuda. Este tipo de acción requiere de una motivación de gracia que no es natural del ser humano. Es un atributo aprendido de, y facultado por el Espíritu. Los humanos egoístas, egocéntricos, ególatras tendemos a actuar de forma opuesta a lo que Dios hace y dice que debemos hacer.
     Es una acción incondicional que modeló nuestro Señor, tal como lo dice Lucas, que nosotros “amemos a (nuestros) enemigos (ayudándolos, beneficiándolos, sin necesariamente hacer que ellos nos gusten), y hagamos bien, y prestemos, no esperando de ello nada; y será nuestro galardón grande, y seremos hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los ingratos y malos” (Luc. 6:35b). Pablo escribió que son las “riquezas de su benignidad… que te guían al arrepentimiento” (Ro.2:4). Los conceptos de este versículo describen mejor lo que significa amar a los demás de forma práctica.
     El verbo imperativo presente es “estar” continuamente o habitualmente actuando de tres formas descriptivas: benignidad, compasión y perdón. La primera es xhrestos, que significa actuar de “manera afable, apacible, o amable (opuesto a áspera, dura, brusca o amarga)”. Esta es la respuesta física a las necesidades de los demás.
     Segunda, debemos estar siendo habitualmente “misericordiosos”, es la palabra eusplagchnos, que significa ser “compasivo”; viene de la palabra que se usa para entrañas o “corazonada”, una forma de empatía que siente el dolor de la persona en necesidad. Pedro escribió que seamos “de un mismo sentir, compasivos, amándonos fraternalmente, misericordiosos, amigables” (1 Pe. 3:8). Esta es la respuesta emocional a las necesidades de los demás.
     Tercera, debemos estar habitual y continuamente “perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo”. La palabra “perdonándoos” es charizomenos, de la palabra “gracia”: “otorgar un estatus favorable o aceptar incondicionalmente, como un regalo” solo porque la otra persona necesita saber que él/ella ha sido perdonada. Pablo sabe que los humanos fallarán en su esfuerzo de ser siempre compasivos y ofenderán y herirán así como inadvertidamente serán heridos por nuestros hermanos en Cristo, por lo que él nos da un remedio: Todos debemos perdonarnos los unos a los otros incondicionalmente, habitualmente e inmediatamente sin excepción. Así no albergaremos ningún resentimiento o amargura contra nadie. Este es el nuevo paradigma de la vida Cristiana: Vivir tal como Jesús lo hizo y lo sigue haciendo al perdonarnos diariamente.
     Todas estas tres descripciones deben ser las señales de identidad o características típicas de la comunidad de fe con la cual vivimos y adoramos. Ser parte de una comunidad como ésta sería como tener el cielo en la tierra…, en realidad, ésta es la meta de la iglesia, ser en comunidad un cielo en la tierra. ¡Sé hoy una parte constructiva de la edificación de estos vínculos con tus hermanos en la fe!

Salmos 86:5, “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.”

06 March, 2012

Marzo 6. Desecha la mentira, habla la verdad.

Ef. 4:25 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad~~ verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”


     Toda persona tiene ciertas características de comportamiento y de lenguaje que le identifican con su cultura. Pablo describió al “nuevo hombre, creado según Dios” (4:24). El nuevo hombre debe “despojarse” del “viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Esto incluye muchos de los comportamientos característicos de la cultura, lo cual puede contradecir el comportamiento del NT. Ahora Pablo comienza a describir lo que parece ser “vestirse del nuevo hombre”.
     La frase “por lo cual” introduce al primer mandamiento de la nueva vida en Cristo. Al ser el lector regenerado en una vida nueva, las mentiras y la falsedad del diablo (“no hay verdad en él” Jn. 8:44) se han dejado de lado (arrepentimiento) al aceptar la verdad del evangelio. Por lo tanto, lo verdadero toma nueva calidad y valor. Ya que la verdad trajo semejante realidad, como lo es la nueva vida en Cristo, la verdad debe traer también otros beneficios, si se la aplica fielmente.
     Pablo les escribió lo mismo a los Colosenses, y aun más claro, “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos” (3:9), como si mentir hubiera sido la característica principal de los no salvos “viejo hombre”. Cuando los creyentes continúan arrepintiéndose de sus pecados, lo primero que debería irse es la vieja “falsedad”, tendencia a mentir, engañar, estafar, exagerar, “agrandar la verdad”, y decir medias-verdades por motivos engañosos.
     Obviamente se requiere sabiduría. La veracidad no significa revelar todo lo que conoces de todos (esto puede convertirse en murmuración: “revelar la realidad negativa de gente que no está involucrada”). La confianza que se comparte debe ser protegida en la familia. Sin embargo, es mentir cuando se retiene la verdad o se la manipula.
     ¿Por qué alguien querría mentir? Porque quieren cambiar sus circunstancias, su comportamiento o sus sentimientos de la realidad con un mundo de fantasía en donde son mejores de lo que realmente son. Creen que necesitan este cambio para impresionar a alguien o cumplir el objetivo que creen necesitar desesperadamente. Satanás les ha seducido a creer que la única forma de lograr estos cambios o de cumplir estas metas es mintiendo. Ellos no ven otra alternativa. Han sido cegados.
     La razón de este imperativo es que somos “miembros los unos de los otros”. Así como el cuerpo no puede funcionar a no ser que sus miembros físicos estén enviando señales verdaderas al cerebro, así también es el cuerpo de Cristo. Cuando comienza la mentira, se piensa que cada declaración es sospechosa y que podría ser otra mentira. Nadie es de confianza. Todos se vuelven cínicos. Se desvanece la confianza, se toma partido por algo, y comienza la guerra. La iglesia no puede funcionar bajo estas condiciones. Debe haber honestidad amorosa que apuntala toda relación a fin de ministrarse los unos a los otros. Debemos aprender a hablar “la verdad en amor” (Ef. 4:15). ¿Serás honesto, sin importar cuánto eso duela?

Salmos 89:14-15, Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro. Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.

05 March, 2012

Marzo 5. Sobrelleven los unos las cargas de los otros.

Gál. 6:2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros (acción continua y progresiva, imperativo presente), y cumplid así la ley de Cristo.

     Algunas personas drenan emocionalmente mientras otras son una recarga emocional. Lo bueno es tener un balance. Pablo nos manda a vincularnos con los otros creyentes sin importar cuáles sean sus problemas, su trasfondo, o sus necesidades. Somos lo que somos, ¿cómo podemos sacar lo mejor de nuestra relación para edificarnos los unos a los otros?
     Lo continuo de la acción del verbo en el imperativo significa estar habitualmente, o siempre, sobrellevando las cargas de los otros. La palabra bastazo significa “agarrar con las manos, o poner sobre uno, cargar lo que es pesado”. La palabra baros, se refiere a cargas pesadas que son difíciles de llevar, y es utilizada metafóricamente para representar las difíciles circunstancias o problemas con los cuales una persona no se puede enfrentar. Esta carga puede ser psicológica, relacional, social o moral.
     Mucha gente intenta cubrir este defecto en su carácter o madurez con una máscara que dice “todo está bien”. Dios permite que seamos personalmente vulnerables a la tentación para prevenir la idea de que somos justos y Él provoca en nosotros la necesidad de recibir consejo, de rendir cuentas y de ser alentados por otros creyentes. El sainete se da cuando no hay nadie para hacer esto, ya que nadie se ha decidido a obedecer este mandamiento.
     Cuando ayudamos a un familiar en Cristo, soportamos la carga excesiva y de una manera tangible “cumplimos la ley de Cristo” que dijo la noche previa a Su crucifixión: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros” (Jn. 13:34). La ley de Cristo es nuestro compromiso de ayudar a otros. Pablo escribió, Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple:  "Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Gál. 5:14).
     El plan de Dios nunca es que seamos independientes de los demás. El orgullo hace que una persona quiera hacer “todo sola.” Al contrario, Él nos hace dependientes los unos de los otros para que la vida de Cristo pueda ser vivida en nosotros al tiempo que ayudamos a otros a través del laberinto de conflictos, tentaciones y desalientos de la vida. El vínculo con Cristo precisa que aceptemos la tarea de ayudarnos mutuamente. Cada uno de nosotros tiene un don espiritual, todos estos dones nos dan el poder para servir a las necesidades de los demás. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.” (1 Cor 12:7NLT). Si no estamos comprometidos a ayudarnos mutuamente, entonces nuestro regalo espiritual está desperdiciado.
     Algo que no se debe excluir de esta “carga” es el compromiso financiero con los misioneros y maestros. Pablo escribió en Gál.6:6, “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye,” porque así enseñan las Escrituras que “los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Cor 9:14). Ya que dependemos de los maestros que han recibido el don, de la misma manera los maestros dependen de la provisión del cuerpo de Cristo para obtener su soporte económico.
     El vínculo de la iglesia se ahonda con nuestro compromiso de restaurar y asistir a los hermanos y hermanas en Cristo. ¿Estamos lo suficientemente cerca de nuestros compañeros creyentes para ver a través de sus máscaras y acudir en su ayuda? ¿Nos importa?

Salmos 119:173, “Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido.”
Traducido por Diego Gómezjurado Avila

04 March, 2012

Marzo 4. Cuídense de no consumirse los unos a los otros.

Gál. 5:15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad ~~ que también no os consumáis [“destruir, arruinar, quemar”] unos a otros.

     No hay nada que ayude más, y que al mismo tiempo sea tan destructiva como la lengua. Puede alentar o destruir, puede levantar el ánimo o quebrantarlo. Puede animar o triturar a alguien hasta dejarlo como un inútil. Prov. 18:21, “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” Nuevamente volvemos al corazón, “…porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Mt. 12:34).
     Es difícil imaginarse que los hermanos Cristianos puedan ser tan crueles los unos con los otros. Hay poco o nada tan destructivo como un par de palabras malvadas. Un profesor en un ataque de ira le grita al alumno, “Eres estúpido, porque no puedes leer,” o “Nunca aprenderás.” Puede que esté intentando aplicar una motivación negativa, y así él ponga cuidado y cambie, pero la mayoría de veces el niño cree lo que le dijo y su vida queda presa de esta falsa declaración. ¡Qué cruel!
     Pablo manda a la iglesia a estar alerta en cuanto a la forma como hablamos los unos de los otros. La palabra usada es la de animales salvajes luchando en una feroz contienda a muerte, mordiéndose los unos a los otros. Las luchas de poder, y las batallas por “territorio” son usualmente la raíz de los problemas cuando sentimos que alguien amenaza nuestras ambiciones u orgullo. Es un juego del “Sobreviviente” dentro del cuerpo de Cristo, lo cual está prohibido. No hay equipos ni eliminaciones del grupo. Con todas nuestras verrugas, somos un cuerpo. Se nos manda a hacer lo mejor posible, no a destruir lo peor de él. Se nos ordena lograr lo mejor de lo peor de nosotros.
     Tristemente, la mayoría de los problemas son solo superficialmente espirituales. En realidad son principalmente conflictos personales o amenazas de opiniones diferentes. ¡Cómo se atreve a discrepar conmigo! Luego comienzan con una campaña para desacreditar y aislar al “problemático”. De hecho, nunca se le confronta o se le brinda ayuda para tener armonía. Una vez que el caso en contra de él es lo suficientemente fuerte o hay la cantidad suficiente de personas que están amargadas en contra del “problemático”, esta persona es eliminada, despedida, o aniquilada emocionalmente. ¿A quién le importa? ¡A nadie! El problema está resuelto….hasta la siguiente persona.
     La continua discordia y contención en las Iglesias de Galacia provocaron este mandamiento. Esto es lo que Pablo quería decir cuando advirtió a los Corintios en relación a la Santa Cena: no estaban “discerniendo el cuerpo del Señor,” es decir, el cuerpo de la Iglesia. La gente estaba siendo herida y a nadie le importaba. Las “fracciones” o camarillas de “los chicos de siempre” que se forman en cualquier organización tienden a unirse en contra de los nuevos, criticándolos y juzgándolos como a inferiores, problemáticos o fracasados. Puede ser bastante cruel. ¿A quién le importa si alguien es destruido? … ¡Solamente a Jesús!
     El principio que gobierna es el amor, que edifica el uno al otro y busca lo mejor en los demás. De hecho, cuando pensamos en otros, se nos manda a pensar en “todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza.” (Fil.4:8). Nunca herirás a nadie si piensas así. De esta manera piensa Cristo de nosotros, y nos manda a pensar así los unos de los otros.

Salmos 38:9,12 “Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto… Los que buscan mi vida arman lazos, y los que procuran mi mal hablan iniquidades, y meditan fraudes todo el día.”
Traducido por Diego Gómezjurado Ávila

03 March, 2012

Marzo 3. Limpien sus manos y purifiquen sus corazones.

Santiago 4:8 b Pecadores, limpiad*~ las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad*~ vuestros corazones.


     Santiago, hermano de nuestro Señor, había dado recientemente una serie de exhortaciones para someterse a Dios, resistir al diablo y acercarse a Dios. Todo corazón regenerado anhela una cercana comunión con Dios. El Salmista escribió, “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.” (Sal. 84:2).
     Santiago escribe a los creyentes como si fueran sacerdotes Judíos del Templo, quienes eran los únicos que podían entrar al área del Templo, pero que hoy es la experiencia de todo creyente en el Templo celestial. Luego da dos mandamientos adicionales para el sacerdote-creyente al acercarse a Dios: Limpien sus manos y purifiquen sus corazones. Así es como el creyente debe ir a la oración, con la expectativa de entender la voluntad de Dios a fin de estar listo para terminar ese encuentro e ir a practicar Su Palabra y mostrar el cuidado de Dios por la gente.
     La limpieza, sea ceremonial o moral, era importante en el AT a fin de enseñar los requisitos para acercarse al Dios santo. Isaías escribió, “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré… Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos” (Isa. 1:15-16). Tengamos cuidado, no sea que abusemos la gracia y perdón de Dios al punto de no ser conscientes de nuestros pecados personales y perdamos el interés en Su Palabra.
     Aunque Santiago confía en que Dios ya ha plantado Su Palabra en estos lectores, a quienes se les hizo “nacer por la palabra de verdad” (1:18), él dirige este mandamiento a “pecadores”. Es el pecado el que separa al hombre de Dios. David escribió, “No se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.” (Sal. 1:5). Los creyentes a menudo pierden la visión de lo horrible de sus pecados y de su necesidad desesperada de una limpieza constante. Gracias a Dios, “si (estamos continuamente confesando) nuestros pecados (Griego, “fallar al blanco, apartarse de los mandamientos”), Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn.1:9). ¡Que nunca perdamos nuestra necesidad de limpiarnos constantemente para ser aceptados en Su presencia!
     Este paralelismo hebreo entre “limpiad vuestras manos” y “purificad vuestros corazones” le recuerda al creyente de Salmos 24:3-4: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón…” El arrepentimiento no es solo por ofensas externas sino también por las corrupciones internas. Jesús dijo, “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt. 15:19). Los de “doble ánimo” son aquellos que pretenden ser espirituales, pero que siguen amando la carne. Ellos viven una mentira.
     Para ser sacerdotes delante de Dios necesitamos limpiarnos continuamente de nuestras acciones de egoísmo y desobediencia, y purificar nuestros motivos de deseos egocéntricos, para así estar siendo continuamente transformados a la imagen de la Persona más maravillosa del Universo, el Señor Jesús. Sinceramente, ¿deseas ser como Jesús?

Salmos 24:3-4, “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón…”

02 March, 2012

Marzo 2. Ensanchen sus corazones.

2 Corintios 6:13, “Pues, para corresponder del mismo modo -como a hijos hablo- , ensanchaos*~ también vosotros.”


2 Corintios 7:2, Hagan lugar *~ para nosotros en su corazón; Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado.”

     Estos versículos demuestran los sentimientos que Pablo sentía por los Corintios. Solo en otras dos ocasiones lo hizo directamente frente a sus lectores. (Gál 3:1 y Fil. 4:15). Pablo había sido profundamente herido por los Corintios, y aun así continuaba rogando en su espíritu por ellos.
     El había descrito su ministerio a los Corintios: “antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.” (2 Cor.6:4-10).
     La actitud de Pablo hacia los Corintios es descrita de la siguiente forma “nuestro corazón se ha ensanchado” (6:11) lo cual significaba que los amaba sin importar cómo le correspondían. Posteriormente Pablo expande su pensamiento en el v. 12, “no estáis estrechos en nosotros” o mejor aun, “nunca les hemos negado nuestro afecto,” NIV. Pablo no dejaba que a los Corintios “se los empuje fuera” de su afecto debido a la falta de respuesta de ellos hacia él. Obviamente el corazón de Pablo esperaba una respuesta recíproca, “Como un intercambio justo…” (nuestro texto). Aparentemente mostraban poco aprecio por los sacrificios que Pablo hacía por ellos. El principio de una iglesia es amar a su líder de la misma manera como aman a la iglesia. ¿Te has sentido decepcionado por la falta de respuesta de aquellos a quienes sirves?
     Pablo nuevamente demuestra su amor por ellos al no reprimirles o hacerles sentir mal, al contrario él deja un principio para un líder o para quienquiera que se sacrifique por su congregación; él debería recibir su aprecio también. El mandamiento aoristo significa “inmediatamente decidir a ensanchar sus corazones.” Aunque fue dirigido a los Corintios en su relación con su pastor, Pablo, el principio trasciende los siglos y es aplicable para nosotros hoy.
     Es por eso que repite este mandamiento en el 7:2, “Hagan lugar para nosotros en su corazón.” Este es el modelo para las iglesias en cualquier lugar. Siempre debe haber una expresión recíproca de aprecio y afecto. Sin embargo, a pesar de su respuesta, su afecto hacia el pueblo de Dios no cambiaría. Su corazón y sacrificio por ellos no serían afectados. Este es el amor de Dios en la vida de Pablo.
     Hay que enseñar a la gente cómo debe amar sin importar la respuesta que reciban, sin embargo, idealmente debería ser recíproca. La gracia de Dios y la cercanía pueden hacer la diferencia.

Salmos 84:5, “Dichoso el que tiene en Ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas.”

Traducido por Diego Gómezjurado Avila.

01 March, 2012

Marzo 1. Sírvanse los unos a los otros.

Gál 5:13b, “… sino servíos ~~ por amor los unos a los otros”.

     Siempre hay un argumento para el egoísmo y los actos ególatras: “Me merezco”, “Todos los demás lo hacen”, “Lo necesito o me frustraré”. Son excusas para satisfacer los deseos carnales y que siempre destruyen las relaciones, la credibilidad y el carácter. Pablo había advertido que no usemos nuestra libertad recién descubierta en el perdón incondicional en Cristo como licencia para pecar, destruyendo así nuestro potencial para esta corta vida. A cambio, en agradecimiento a Cristo, Pablo escribió “estén continuamente sirviéndose los unos a los otros”.
     La libertad cristiana no es la libertad para pecar, sino la libertad para amar, es decir, libertad para servir a otros. Pablo escribió, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gál. 6:2). Esta ley es motivada, guiada y facultada por el Espíritu que está adentro, no impuesta por una autoridad externa. Es, tal como manda el NT, una nueva forma de pensar en cuanto a la vida y a los demás. El Espíritu nos dirige a implementar los mandamientos del NT de cientos de diferentes formas. No es legalista porque no es directamente relacionada con la conducta, ni se la puede realizar superficialmente. Los conceptos del NT son desinteresados, es decir, que benefician a otros en lugar de beneficiarnos a nosotros mismos.
     Si hemos sido unidos a Cristo mediante la salvación, entonces Su amor por otros se convierte en nuestro amor por otros. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Ro.5:5). Si tenemos el Espíritu Santo, entonces el amor de Dios por otros y por el mundo es ya parte de nuestra nueva naturaleza. Si queremos ser dirigidos por el Espíritu, entonces debemos desear “servirnos los unos a los otros”. El amor significa buscar el beneficio de otro sin interés propio, sin que importen los sentimientos emocionales que tenemos hacia el necesitado.
     La palabra “servir” es un verbo fuerte (douleoo), que viene del sustantivo del Griego común para describir al esclavo por amor (doulos, Ver Gál. 1:10 y 2 Cor. 4:5). Cuando nos rendimos al amor del Espíritu que Él nos ha impartido, estamos capacitados para comprometernos desinteresadamente a llenar las necesidades de los que están a nuestro alrededor.
     El maravilloso mensaje del evangelio nos libera de una esclavitud legalista a la ley, a los mandamientos hechos por hombres, y/o a la adicción esclavizadora de una conducta pecaminosa. Al mismo tiempo, ese mensaje nos ha liberado para ser productivos, útiles y reflejos del amor de Dios hacia otros. Nuestra libertad no debe ser ejercitada en una independencia aislada. El cumplimiento y la satisfacción en la vida Cristiana a través de nuestra relación con Cristo no es el fin en sí mismo, sino un medio para transmitir a otros el amor de nuestro Maestro. Jesús no puede tocar a las personas hoy día, pero nosotros sí podemos. Él no puede demostrar Su amor hacia la gente sino a través de nosotros. ¡Qué privilegio ser vasos o canales del cuidado amoroso de Cristo hacia los necesitados que están diariamente alrededor de nosotros!
     La pasión de Cristo descrita en Gál. 2:20, “el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” se convierte en el tema principal de la vida Cristiana: En el lugar de Cristo, ¡nosotros amamos a otros y nos entregamos por ellos! Él se dio a Sí Mismo por nosotros, para que nosotros pudiéramos darnos por otros, especialmente por aquellos que no le conocen a Él. ¿Estamos deseando ser Sus vasos? Eso podría costarnos todo.

Salmos 119:167  "Mi alma ha guardado tus testimonios, y los he amado en gran manera.”

28 February, 2012

Febrero 28. No abusen de su libertad.

Gál. 5:13a “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis~| la libertad como ocasión para la carne.”

     La independencia y la libertad son entornos fantásticos en los cuales vivir, sin embargo solamente perduran en un estilo de vida responsable. En un crucero puedes comer seis u ocho veces al día, pero para el final de la semana debes haber subido 10 ó 20 libras de peso, que tomarán años perder, si es que se las pierde. Yo he vivido en países bajo dictaduras donde la pornografía era desconocida hasta que la libertad de la democracia la permitió. La corrupción es inevitable en una sociedad irresponsable.
     Un sacerdote discutía conmigo acerca de la salvación que es absolutamente por gratuita gracia, y él decía que esto solo resultaría en una licencia para pecar libremente. Esta es la vulnerabilidad de las Buenas Nuevas del evangelio: Ya que el hombre está completamente perdonado de todos sus pecados, ¿cómo debe vivir?
     La humanidad vive bajo la atracción a las adicciones del alcohol, las drogas, las pasiones sexuales, la violencia, la codicia y muchas otras formas de esclavitud de las cuales la persona no puede librarse. Cuando alguien escoge comprometerse con un pecado, la satisfacción sensual puede tornarse adictiva ya que toma el control sobre su cuerpo y su voluntad. Jesús dijo, “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” (Jn. 8:34). Mientras más se consiente en su libertad egoísta, más se esclaviza al pecado.
     Hay solo un escape: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn.8:36). Este es el tema de Gálatas y el sello característico de la Cristiandad: Solo al seguir sus enseñanzas hay libertad en Cristo tanto en posición como en práctica.
     Pablo declara que somos “llamados a la libertad.” La vida Cristiana no es una esclavitud legalista ni es libertinaje. El propósito de la ley del AT era revelar el pecado en su horror y llevar a una persona a buscar el perdón en Cristo: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.” (Gál. 3:24). Nadie podía cumplir la ley. La única esperanza para el hombre era que Dios provea misericordia y una forma de perdón que no dependa de la perfección del hombre por mantener la ley.
     Por otra parte, el NT da la promesa de justicia perfecta que será imputada o acreditada al creyente, una vez y para toda la eternidad, haciéndolo aceptable ante Dios. Luego nos da los mandamientos del NT para enseñarnos cómo pensar al ser familia redimida de Dios, y cómo vivir responsable y desinteresadamente para los demás. Los mandamientos no están para alcanzar la rectitud, sino para revelar las actitudes que reflejan la mente de Cristo, por medio de la cual el Espíritu puede otorgar poder a los creyentes para vivir de manera santa y libre en un mundo pecaminoso y esclavizador. Los mandamientos del NT proporcionan libertad, no esclavitud.
     Se nos manda a “no usar la libertad como ocasión para la carne.” La “carne” aquí no se refiere al cuerpo físico sino a los apetitos pecaminosos que esclavizan. Cristo no da libertad a los creyentes para que hagan lo que ellos quieren, sino para que hagan lo que Él quiere. De esta manera ellos muestran su agradecido amor para Él y el poder del Espíritu que ahora poseen. Pedro escribió, “como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.” (1 Pe.2:16).

Salmos 119:45, “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos.”
Traducido por Diego Gómezjurado Avila

27 February, 2012

Febrero 27. Salúdense los unos a los otros.

1 Cor. 16:20, Os saludan todos los hermanos. Saludaos*~ los unos a los otros con ósculo santo.

     Al concluir Pablo su carta a los Corintios, se muestra sensible a la necesidad de mencionar a algunas personas de Éfeso, que tienen lazos con los de Corinto. Pablo está escribiendo desde Éfeso. En esa ciudad vivían muchos amigos de los miembros de la iglesia de Corinto. Este tipo de saludo es una extensión a la necesidad de que se saluden personalmente todos los hermanos cuando se reúnen. Éstas eran mayormente iglesias caseras como lo evidencia el versículo anterior: “Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa” (16:19). Ellos habían estado con Pablo en Corinto estableciendo iglesias caseras, y ahora estaban en Éfeso continuando el mismo trabajo.
     El mandamiento aoristo era “saludaos los unos a los otros con ósculo santo”. Este mandamiento se repite en Ro. 16:16 palabra por palabra, y varía un poco en 2 Cor. 13:12 y en 1 Tes. 5:26. En 1 Pe.5:14 a este saludo se lo llamó “beso de amor”. Se espera que los creyentes muestren su afecto y respeto a los demás con un beso santo.
     En la mayor parte del mundo un beso en el aire al juntar las dos mejillas es un saludo común para la familia y amigos cercanos. Algunas culturas saludan con uno, dos o tres besos en las mejillas opuestas. Los apretones de mano se reservan para ocasiones formales y nuevos conocidos. Aun en culturas que son más reservadas, entre la familia inmediata, los abrazos y el beso en la mejilla son comunes. En culturas más reservadas, el beso en la mejilla entre hombres es incómodo y visto como inapropiado, aunque se lo practicaba en Hch. 20:37 cuando los ancianos de Efeso le despidieron a Pablo.
     En mi experiencia con iglesias en el exterior, he aprendido que es esencial saludar a cada uno al comenzar la reunión y a la salida de la reunión con un beso en la mejilla. Si no se saludaba a alguien de esta manera, se asumía que había algún desacuerdo o problema entre ellos.
    En las culturas occidentales, el afecto público en el saludo en general ha sido mal visto, pero en el resto del mundo es una práctica común de la que poco se abusa.
     La función básica, sin embargo, es la de mostrar unidad, solidaridad y respeto mutuo entre los creyentes sin importar la clase, género o raza en el cuerpo de Cristo. Es para mostrar que la familia de Dios es tan importante como la familia inmediata de sangre, sin tener en cuenta cualquier diferencia superficial.
     Se lo llama beso “santo” porque su propósito no es sensual, sino espiritual, es decir, para comunicar que somos familia uno con otro. Cualquiera sea la aplicación cultural de este principio, es un mandamiento. Debemos demostrar a todos nuestra aceptación de ellos como familia, como parte de la familia de Dios junto con nosotros. La gente necesita que constantemente se le asegure que es aceptada en la familia o cuerpo de Cristo. Es decir, en efecto, un ministerio de aliento y cuidado de los sentimientos y necesidades de los unos a los otros.
     ¿Serás hoy día sensible ante la necesidad de otros, asegurándote que tu saludo comunica tu unión con ellos como hermanos y hermanas?

Salmos 2:12, “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.”

26 February, 2012

Febrero 26, Vive en paz

2 Cor. 13:11d, “…vivid en paz (acción continua y progresiva, imperativo presente), y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.”

     En cualquier momento que se junta un grupo de pecadores, se tiene como resultado natural las discusiones y la desarmonía. Sin embargo, cuando el grupo tiene el poder del Espíritu y están mutuamente comprometidos a obedecer la Palabra, se crea una atmósfera diferente. No hay otro lugar en el mundo que se pueda comparar con esa iglesia.
     El resultado de los ya mencionados mandamientos es un sentimiento de paz en unidad de los creyentes. Este mandamiento de “estar continuamente viviendo en paz” no es una referencia a la paz individual con Dios a través de la redención, sino una paz práctica, corporativa, que debe ser mantenida por el compromiso individual de obedecer este mandamiento por el bien del prestigio de Dios.
     Muy a menudo nosotros leemos el NT como una carta especial para nosotros como individuos, pero nunca fue escrita con ese propósito. El NT fue escrito para la iglesia, es decir, para la obediencia del cuerpo. Es la forma como debemos vivir juntos, no privadamente con el Señor. Este mandamiento no es de estar en paz con el Señor, sino de cómo un grupo de creyentes debe vivir en paz el uno con el otro.
     Pablo escribió, “…Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” Aún en la relación más conflictiva entre los Judíos cristianos de la iglesia primitiva y los Gentiles creyentes, el objetivo en el cuerpo de Cristo era el de experimentar paz: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz", (Ef. 2:14-15). El “nuevo hombre” no es un creyente individual, sino un nuevo cuerpo de creyentes, que están en paz unos con otros y que, al mismo tiempo, están en paz con Cristo. Si eso es posible entre Judíos y Gentiles, es entonces posible entre dos grupos de personas, siempre y cuando ellos estimen la paz.
     El mandamiento es reiterado en Colosenses 3:15 “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” Este es también un mandamiento en plural, para que un grupo lo obedezca. El principio de la paz debe gobernar sobre todas las reuniones de creyentes. Se debe desalentar cualquier cosa que rompa esta paz. Los desacuerdos se deben discutir bajo el paraguas del principio de la paz. Cuando la paz se rompe, Cristo no es honrado, Su iglesia cae en desagracia, y se apaga Su Espíritu.
     “Vivid en paz” no es solamente una buena idea o un sueño imposible, sino un mandamiento que se debe obedecer. Puede significar morir al egoísmo, orgullo, auto-exaltación, presunción e independencia con el fin de mantener la paz. Eso requiere una confianza en la Palabra de Dios creyendo que este mandamiento es de alta estima para Cristo. Además, viene con una promesa especial, “y el Dios de paz y de amor estará con vosotros”. Esto significa que Dios da Su gracia especial y poder para facilitar la manifestación del “amor y paz” entre Sus iglesias. ¿Estás tú en paz y demuestras paz con los hermanos que conoces? ¿Qué vas a hacer hoy día, con respecto a esto?

Salmos 119:165, “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo”.

25 February, 2012

Febrero 25. Sean de un mismo sentir.

2 Cor. 13:11c, “…sed de un mismo sentir~~.”

     Tristemente, la razón principal para la multiplicación de muchas iglesias es el desacuerdo entre los líderes, en lugar de ser por una estrategia de crecimiento de la iglesia. Esos desacuerdos pueden durar varias generaciones antes de que la gente se olvide de la razón por la que se dividieron. En la mayoría de los casos, solo ahí pueden tener nuevamente comunión unos con otros. Ellos han usado temas de menor importancia para justificar su desobediencia.
     El llamado a la unidad es frecuente en los escritos de Pablo. Él instó a los Romanos a hacer todo esfuerzo posible para tener unidad, especialmente con aquellos de congregaciones diversas como esclavos y pobres junto con hombres libres y judíos: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.” (Ro. 12:16) . El verbo phroneo significa pensar en esto, tener la intención de, desarrollar esta actitud en la mente o tener un gran respeto por”. No es una conformidad superficial o legalista, hecha por hombres, ni un convenio doctrinal obligado, sino una actitud de cómo debemos pensar los unos de los otros y cómo debemos tratarnos mutuamente.
     La oración de Pablo para que exista esa armonía es evidente en 15:5, “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús”.
     Pablo les dice a Evodia y a Síntique en Filipos que resuelvan sus conflictos y vivan en armonía: “que sean de un mismo sentir en el Señor” (Fil. 4:2). Antes, en esta misma Epístola, Pablo había explicado el significado de esta unidad de mente: “…completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” (Fil.2:2) El siguiente versículo va más allá en la descripción de la unidad. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” (2:3-4). Quienquiera que vive estas actitudes puede llevarse bien con los creyentes que tienen diferentes puntos de vista, y puede tener la misma actitud de cuidado y respeto hacia los demás.
     Hay un principio primordial para que la iglesia experimente y exprese que la unidad en Cristo no es solo individual sino corporal. Es decir, el cuerpo corporativo de Cristo debe madurar hacia la misma unidad que experimentó Cristo dentro de la deidad misma. Juan 17:21 no es solo una expresión eufemista, sino una meta genuina para las iglesias: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Pablo explica cómo poner esto en práctica, “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Cor. 1:10). Este testimonio corporativo de unidad y convenio es una poderosa acreditación evangelística de que Dios está a cargo de esta congregación, a través de Su Palabra.
     En lugar de buscar minucias sobre temas de menor importancia, vayamos a la unidad sobre la práctica principal de los mandamientos y pónganse de acuerdo en alentarse y ayudarse unos a otros a obedecer los mandamientos para honrarle a Él.

Salmos 34:3, “Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.”



24 February, 2012

Febrero 24. Estén animados por siempre.

2 Cor. 13:11b, “… consolaos~~ [estén de buen ánimo].

     Tal como dice el dicho: “Anímate, las cosas podrían empeorar”. Así es como él se animó y ciertamente, ¡las cosas empeoraron!
     Pablo esperaba que la iglesia fuera un lugar de ánimo para todo miembro. Podrían dejar afuera los problemas del mundo y reunirse juntos para celebrar la maravilla permanente de conocer personalmente al Dios de la Creación y celebrar juntos la redención de Aquel que cuida de ellos. Pablo usa el verbo parakaleo solo en este lugar del NT en una forma de orden pasiva: “ser consolados o tomar nuestro llamado al corazón”. El verbo se utiliza en esta forma 105 veces en el NT. Parece ser un elemento importante en nuestro caminar con Cristo.
     Pablo, el apóstol clave de Dios, no fue exento de sufrimiento y desaliento. Nada funcionaba de la manera en que él lo había planificado. Llevando las más grandes noticias desde la Creación, aún así se encontraba con hostilidad y rechazo en todas partes. Luego de ser golpeado y dejado por muerto en el camino, encarcelado, expulsado de un pueblo tras otro con tan solo un manojo de convertidos valiosos que respondieron a su mensaje de “Buenas Nuevas”, por todo su esfuerzo, él llegó a Corinto en su segundo viaje evangelístico extremadamente desanimado. Escribió: “fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida” (NTV 2 Cor.1:8). ¿Has estado tú en ese lugar?
     El deseo de su corazón era ver que sus compatriotas vinieran a Cristo, pero escribió: “Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes. Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon…” (2 Co. 11:25). Continuó contando sus experiencias: “tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias” (2 Co. 11:25b-28). ¡Así que tú crees que has pasado un mal rato! Muchas veces leía esto y me preguntaba por qué pensé que vivía una situación difícil.
     La desesperación de Pablo pareció alcanzar su punto máximo para el tiempo en que él llegó a Corinto. No sabía si podía continuar. Luego, al final de su fuerza y determinación, Pablo aprendió nuevamente una gran lección: en medio del fracaso y la desesperación, podemos reclamar un consuelo más profundo que está esperando por nosotros: Jesús está con nosotros en medio de todo aquello. “He aquí yo estoy con vosotros” es nuestro consuelo.
     En 2 de Corintios 1:3b-4 Pablo escribió: “…el Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. La palabra “consolación” es el mismo verbo que estudiamos hoy. Pablo dijo: “pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente [en necesidad], y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil.4:11-13).
     Si Pablo podía ser consolado por caminar cerca de Jesús, yo también puedo, y también tú.

Salmos 119:50, “Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado”.
Traducido por Isabel Sylva Avila.

23 February, 2012

Febrero 23. Modifiquen constantemente su vida.

2 Cor. 13:11 Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos~~.

     Los padres a menudo les quieren decir a sus hijos, “¡Maduren!” Sin embargo, algunas cosas toman tiempo y paciente instrucción. El mandamiento en el tiempo presente progresivo es, “Estén continuamente perfeccionándose,” que traduce a la palabra katartizo, “ajustar, corregir, enmendar, terminar, o arreglar a sus condiciones adecuadas.” Es utilizado en Mt.4:21 para describir el proceso del arreglo de las redes de los pescadores y metafóricamente el proceso de restaurar a una persona del error (Gal.6:1). Pablo llama a toda la iglesia (el verbo es en plural) a ajustarse o conformarse a la Palabra de Dios. La integridad espiritual viene cuando la iglesia, como un cuerpo, y también individualmente, se compromete a aprender y vivir conformándose completamente a la Palabra de Dios y a Sus mandamientos.
     Pablo a menudo terminaba sus cartas con una pequeña lista de mandamientos o exhortaciones que el Espíritu de Dios le había dirigido para que dé a las iglesias como en Colosenses 4:2-6 (perseverar en la oración, hablar con valentía el evangelio, andar sabiamente con los no-creyentes, redimir el tiempo, hablar con gracia sazonando con sal las respuestas) o en 1 Tesalonicenses 5:12-22 (respeten a sus líderes, estén en paz, adviertan a los indisciplinados, conforten a los desalentados, ayuden a los débiles, sean pacientes, rechacen la venganza, busquen la amabilidad los unos con los otros, alégrense siempre, oren sin cesar, sean agradecidos, no apaguen al Espíritu, no se mofen de las profecías, examinen todo y aléjense de todo tipo de mal). Es difícil acordarse de todas estas cosas, por eso debemos estar constantemente trayendo a cada una de ellas a la memoria. En las epístolas se nos manda 29 veces a acordarnos constantemente de estas cosas. Pedro escribió que “podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.” (2 Ped. 1:15).
     Pablo les había ya enseñado y advertido a los Corintios lo que tenían que hacer. Lo único que debían hacer era escuchar sus instrucciones y tomar seriamente sus mandamientos. Él les dijo, “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.” (1 Cor. 14:37).
     La iglesia y sus miembros deben tomar los mandamientos con seriedad. A esto se le llama integridad. Mientras los individuos crecen en la gracia ellos deben constantemente revisar sus prioridades y valores, asegurarse de pensar bíblicamente, arreglar cualquier área que se desvía de Sus mandamientos y restaurar así la integridad espiritual. Debemos lidiar con los pecados entre nosotros, especialmente teniendo relaciones transparentes. El conocimiento bíblico debe incrementarse mediante la práctica y el compartir de todo lo que aprendemos. La apatía, indiferencia y vagancia deben convertirse en un apasionado servicio al tiempo que nos exhortamos los unos a los otros. Pablo les escribió a los Tesalonicenses que él podía ayudarles a “completar lo que falte a vuestra fe” (1 Tes.3:10), es decir, tener una obediencia más completa.
     Un autor dice que, “El evangelismo poderoso es una consecuencia de la integridad espiritual; es el flujo natural de una iglesia que está en santa armonía con la voluntad de Dios.” Oren para que Dios les dé hoy la gracia para conformar su vida a todo lo que conocen de Sus mandamientos y llevar a otros a hacer lo mismo. ¡No hagas que Él te tenga que decir dos veces!

Salmos 119:4, “Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.”
Traducido por Diego Gómezjurado Avila.

22 February, 2012

Febrero 22 Agrada a tu prójimo.

Ro 15:2 “Cada uno debe agradar~~ al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo.”

     Un área de gran conflicto entre las personas de cualquier cultura está en el ámbito de los derechos personales. ¿Debo imponer restricciones a mis libertades solo porque alguien más se siente ofendido o tentado? ¿Si a alguien no le gustan mis acciones, por qué debo yo cambiar? ¿Por qué no cambia él/ella? ¿Cuáles deben ser nuestros pensamientos y acciones con respecto a este mandamiento?
     El contexto está tratando acerca del hermano más débil y del hermano más fuerte. ¿Quién es el que debe ceder a la convicción del otro cuando existe desacuerdo sobre lo que es correcto o incorrecto? ¿Deben los cristianos comer carne ofrecida a los ídolos? Aunque este no es un problema contemporáneo, puede serlo en algunas partes del mundo; sin embargo, los principios que guían esta decisión pueden aplicarse a muchas otras convicciones.
     El primer versículo dice, “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”. ¿Quiénes son los “fuertes” y quiénes los “débiles”? Los débiles se caracterizan por sus “escrúpulos” (adunatos, “carecen de capacidad de funcionar adecuadamente, débiles, impotentes”). Estos son los nuevos convertidos que recientemente se han arrepentido de los pecados que les aquejan, en los cuales su carne tiene todavía un fuerte control sobre ellos. Son más propensos a caer si se exponen de cerca a estos pecados o a algo que se asocie con estas tentaciones.
     Algunos pueden tener problemas con el alcohol y con el embriagarse. No deben estar cerca de la bebida de ninguna manera hasta que estén suficientemente fuertes para estar cerca de aquellos que toman y no ser tentados en absoluto a beber. Puede que algunos se hayan convertido saliendo de los juegos de azar, la prostitución, la pornografía, la juerga, la fornicación, la mentira, el cigarrillo, y la lista continúa. Por un período de tiempo, estos nuevos convertidos son débiles, en ese tiempo ellos pueden ser fácilmente tentados a recaer en el hueco del cual fueron salvados. Esos creyentes débiles deberían ser mantenidos al margen de tales vicios. Se les debe ayudar a escoger sabiamente a sus amigos.
     Con el tiempo llegarán a ser suficientemente fuertes como para juntarse con gente que tenga toda clase de vicios sin ser tentados, si es que quieren ser eficientes en evangelizar a los perdidos, especialmente a los adictos. La marca de un creyente fuerte es que puede estar cerca de tales vicios y, en vez de ser influenciado a pecar, él puede influenciarles a ellos a mirar a Cristo y encontrar la liberación de las garras del pecado.
     Mientras tanto, en especial los creyentes fuertes, deben “agradar a su prójimo para su bien con el fin de edificarlo”. Si trabajan con convertidos del Islam o del Judaísmo, los fuertes deben ceder a la conciencia del débil y decidir no comer chancho en absoluto. Si el creyente fuerte trabaja con creyentes jóvenes susceptibles al alcohol, entonces el fuerte debe decidir nunca más beber alcohol. Pablo escribió: “No destruyas la obra de Dios por causa de la comida [que eres libre de comer bíblicamente]. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno [o mejor] es no comer carne [i.e., chancho], ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” [frente a la tentación] (Ro.14:20-21). ¿Estás dispuesto a renunciar a tu derecho de la comida y a tus hábitos para ayudar así a madurar a un hermano débil?

Salmos 111:3, “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.”
Traducido por Isabel Sylva Avila

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