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07 March, 2012

Marzo 7. Sean benignos, misericordiosos y perdónense unos a otros.

Efesios 4:32 Antes sed benignos~~ unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

     El amor bíblico no es una respuesta emocional o sensual hacia otra persona, sino un compromiso desinteresado de ayudar, beneficiar y edificarla sin considerar el posible beneficio personal que se derive de esa ayuda. Este tipo de acción requiere de una motivación de gracia que no es natural del ser humano. Es un atributo aprendido de, y facultado por el Espíritu. Los humanos egoístas, egocéntricos, ególatras tendemos a actuar de forma opuesta a lo que Dios hace y dice que debemos hacer.
     Es una acción incondicional que modeló nuestro Señor, tal como lo dice Lucas, que nosotros “amemos a (nuestros) enemigos (ayudándolos, beneficiándolos, sin necesariamente hacer que ellos nos gusten), y hagamos bien, y prestemos, no esperando de ello nada; y será nuestro galardón grande, y seremos hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los ingratos y malos” (Luc. 6:35b). Pablo escribió que son las “riquezas de su benignidad… que te guían al arrepentimiento” (Ro.2:4). Los conceptos de este versículo describen mejor lo que significa amar a los demás de forma práctica.
     El verbo imperativo presente es “estar” continuamente o habitualmente actuando de tres formas descriptivas: benignidad, compasión y perdón. La primera es xhrestos, que significa actuar de “manera afable, apacible, o amable (opuesto a áspera, dura, brusca o amarga)”. Esta es la respuesta física a las necesidades de los demás.
     Segunda, debemos estar siendo habitualmente “misericordiosos”, es la palabra eusplagchnos, que significa ser “compasivo”; viene de la palabra que se usa para entrañas o “corazonada”, una forma de empatía que siente el dolor de la persona en necesidad. Pedro escribió que seamos “de un mismo sentir, compasivos, amándonos fraternalmente, misericordiosos, amigables” (1 Pe. 3:8). Esta es la respuesta emocional a las necesidades de los demás.
     Tercera, debemos estar habitual y continuamente “perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo”. La palabra “perdonándoos” es charizomenos, de la palabra “gracia”: “otorgar un estatus favorable o aceptar incondicionalmente, como un regalo” solo porque la otra persona necesita saber que él/ella ha sido perdonada. Pablo sabe que los humanos fallarán en su esfuerzo de ser siempre compasivos y ofenderán y herirán así como inadvertidamente serán heridos por nuestros hermanos en Cristo, por lo que él nos da un remedio: Todos debemos perdonarnos los unos a los otros incondicionalmente, habitualmente e inmediatamente sin excepción. Así no albergaremos ningún resentimiento o amargura contra nadie. Este es el nuevo paradigma de la vida Cristiana: Vivir tal como Jesús lo hizo y lo sigue haciendo al perdonarnos diariamente.
     Todas estas tres descripciones deben ser las señales de identidad o características típicas de la comunidad de fe con la cual vivimos y adoramos. Ser parte de una comunidad como ésta sería como tener el cielo en la tierra…, en realidad, ésta es la meta de la iglesia, ser en comunidad un cielo en la tierra. ¡Sé hoy una parte constructiva de la edificación de estos vínculos con tus hermanos en la fe!

Salmos 86:5, “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.”

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